27 mayo 2011

Allen ha vuelto al lugar del que nunca debió salir


Por fin. Digo por fin, porque hace mucho tiempo que no disfrutaba tanto con una película de Allen. Es cierto que su trilogía londinense, con "Match point" como obra maestra, "Cassandra's dream", mucho mejor de lo que algunos valoraron y, en menor medida, "Scoop", es excelente, pero la deriva de sus últimas películas con la insoportable y horrible "Vicky, Cristina, Barcelona", me habían hecho perder un poco la fe en el maestro. En mi director preferido. Aquel del que tengo TODAS sus películas excepto la nombrada bazofia que, a pesar de ser una postal animada de Barcelona y de la maravillosa Rebbeca Hall es un panfleto insufrible que consiguió que, por primera vez en toda su filmografía, y la he visto TODA, declarase (y sostengo) que es la única película de Allen que odio y que no me gusta en absoluto.

Pues bien, hoy me he reído, he soñado, he disfrutado, he gozado y he recordado al Allen que hace dos décadas perpetró obras maestras a la altura de "La rosa púrpura del Cairo", "Hannah y sus hermanas" y "Días de radio". Si, Woody ha vuelto y de que manera. Con una banda sonora memorable, al nivel de sus películas más profundas y metafísicas. Esas que, en aquellos días, provocaban discusiones y tertulias animadas al salir del cine (al estilo del crítico que aparecía en "Annie Hall", una de sus cumbres cinematográficas).Allen tiene una extraña e increíble habilidad: consigue que actores encasillados en comedia, acción o productos comerciales, luzcan como auténticos discípulos del Actor's Studio.Aquí, Owen Wilson está, no de Oscar, sino de premio Nobel. Impresionante. De hecho creo que es el alter ego del Allen de hace unas décadas. Inseguro, reflexivo, atolondrado, atormentado, cautivo de una situación que no controla y que, de hecho, no le satisface.

La película es tremendamente profunda, cuestionando todo aquello que rodea al adulto. Su mundo laboral, su (fallida) relación de pareja, a punto de casarse pero con (más que) serias dudas, a pesar de la belleza de su novia, sus insoportables suegros discípulos del "tea party", el deleznable amigo de su novia (engreído y pedante).... Todo el universo del presente, se desvanece al regresar al mundo irreal en el que se siente feliz y, por qué no decirlo, flotando al caer rendido ante los encantos de la maravillosa Marion Cotillard que, una vez más, ilumina la pantalla con su mirada, sus gestos y su interpretación. Al igual que la protagonista de "La rosa púrpura del Cairo", Gil (Owen Wilson) es feliz en ese mundo irreal, a años luz de su realidad y, no revelaré el final, sólo con una parábola final puede encontrar la felicidad.

Definitivamente, el mejor Allen en años. Ese director que ha conseguido por derecho propio, convertirse en mi favorito hace años, a pesar de sus altibajos, a pesar de sus desvaríos, a pesar de sus patinazos, a pesar de "Vicky, Cristina, Barcelona", a pesar de Soon Yi, a pesar de .... a pesar de todo.

Amo el cine, amo a Coppola, Scorsese, Eastwood, Leone, Raoul Walsh, John Ford, Hitchcok, David Fincher, Lucas, Spielberg, Sam Mendes, Tim Burton, Alex de la Iglesia, Almodóvar, Peckinpah, Cassavettes, etc.., pero adoro a Allen, a este Allen mágico que en una hora y media te consigue hacer pensar, reir y, sobre todo, salir del cine deseando comentar la pelicula con alguien. Esta vez, no ha podido ser, pues la he visto en solitario, en un cine de Madrid, pero seguro que encontraré la manera de comentarla con gente que ama al gran Woody. Esta película, la veré más de una vez, cómo he visto muchas veces "Manhattan", "Broadway Danny Rose", "Maridos y mujeres", "Delitos y faltas", "Balas sobre Broadway", "Zelig", "Sombras y Niebla", "Interiores", "Misterioso asesinato en Manhattan" y... todas, todas... sus películas.

No, no he visto "Vicky....", más que una vez. Tuve bastante.