19 abril 2006

Cafe: Mision imposible ?

Tomar un buen café se ha convertido en algo difícil y, en muchos casos, desesperante para el que quiere disfrutar de un café solo (no digamos un "ristretto" o un expresso en condiciones), un cortado o un café con leche.

Eso sí.... pagar, pagamos y mucho.
Es bastante común tomar brebajes infectos, dulzones, aguados y que dejan un sabor de boca horrible (por decir algo suave) y pagar alegremente 1, 1,2 o 1,5 euros (si estamos en un bar digamos "normal") y 1,8, 2 ó 2,5 euros en otros bares, terrazas o restaurantes.

¿A qué se debe que nos den gato por liebre?
Mejor dicho: que nos den agua caliente por café?

Este domingo aparecía un soberbio artículo en LA VANGUARDIA que, me permito decir, suscribo totalmente.
Otro gallo nos cantaría si exigieramos mayor calidad en los cafés y cortados que, a diario, pagamos a precio de oro y que, en muchas ocasiones, no están a la altura de lo que pagamos y, por supuesto, como consumidores, merecemos.

País de cortados

Gran parte del café que se consume en Barcelona es malo y se camufla con leche y azúcar

El precio de un café solo

La espuma marca la calidad del 'espresso'. Debe ser de color avellana. Si es oscura, significa que el café ha sufrido una sobreextracción
Un buen 'espresso' eleva la calidad de un local, pero muchos propietarios utilizan café barato para lograr un beneficio del 90% por taza
La cafeína de un robusta se metaboliza en cinco horas, pero sólo hacen falta dos para la de un arábica, que es más dulce y aromático
XAVIER MAS DE XAXAS - 16/04/2006
BARCELONA


Bebemos mal café, amargo y astringente, y no nos quejamos. Camuflamos el sabor con leche, azúcar y licores. Pagamos un precio elevado por una taza. Roza los dos euros en ciertas cafeterías del centro de Barcelona y no es fácil encontrar un lugar donde cueste menos de un euro. No hay otro alimento tan básico y cotidiano, tan asociado a nuestro bienestar, que consumamos con tanto desprecio por su calidad. Al pan, el agua y el aceite les prestamos mucha más atención, y no digamos al vino. En un país donde la gente presume de ser muy cafetera predominan los cortados, y hay tanta desconfianza en el producto que en una mesa con ocho comensales es posible que se encarguen ocho formas diferentes de preparar un café.

Recorrer medio centenar de establecimientos en Barcelona donde sirven café es un vía crucis. El 80% de los bares, cafeterías, restaurantes y granjas visitadas para elaborar este reportaje, tanto en el centro como en la periferia de la ciudad, no preparan un buen espresso.

Hay dos razones para este fracaso. La principal es que el producto que sirven no es muy bueno: predominan las mezclas con cafés de baja calidad, especialmente de robusta, más baratos. La segunda, e igual de importante, es que los baristas no saben hacer su trabajo. La gran mayoría no muele bien el café, ni acierta con la dosis adecuada ni con el tiempo de extracción. El buen espresso se prepara en 30 segundos, no más, y debe ser corto, ristretto,como dicen los italianos, padres de una cultura que no encuentra asentamiento en España. Franceses, portugueses e italianos consumen cafés de más calidad a precios similares. ¿Por qué?

"Estamos todavía pagando la factura de cuarenta años de franquismo", explica Salvador Sans, propietario de Cafés El Magnífico, uno de los tostaderos más antiguos y reputados de Barcelona. "Tanto el café torrefacto como el soluble han estado muy asentados. El torrefacto se consume mucho (el 60% del total), sobre todo en el sur, aunque está prácticamente desterrado de Catalunya". Las grandes marcas industriales, que copan los supermercados, ofrecen mezclas que incluyen hasta un 50% de café torrefacto, es decir, tostado con azúcar, un proceso que, además de transformar el sabor, "vende azúcar a precio de café", como dice Mario Ravazzolo, de la firma italiana Illycaffé .

"El café fue un monopolio estatal durante la dictadura", recuerda Pere Cornell?, propietario de Cafés Cornellà, en Fornells de la Selva. "El estado compraba el café en función de criterios comerciales, fijaba el precio y establecía tres calidades para el consumo doméstico: superior, corriente y popular".

El mercado se liberalizó en 1980 y 700 compa?ías salieron a recuperar el tiempo perdido. Las multinacionales, sin embargo, llevaban tanta ventaja, que se hicieron con más de la mitad del mercado. Hoy no quedan más de 300 torrefactores independientes. "Las multinacionales decapitaron el sector", afirma Cornellà. "Entre ellas y las marcas blancas acaparan el 75% del consumo. Esto supone que el café de casa es muy genérico, un encefalograma plano. Barato, pero sin sabor ni calidad. El café es el único producto que siempre está de oferta en los supermercados".

La poca calidad del café que tomamos en casa facilita que en la calle nos conformemos con cualquier cosa. "El café es tan malo - sostiene Cornellà- que la gente se defiende de su sabor con leche y azúcar. El 80% de los cafés que se sirven en España son cortados o cafés con leche. Si en Italia apenas hay tres tipos de café - espresso,macchiato (cortado) y capuccino-,en España hay tanta desorientación que cada uno lo pide a su manera".

José González lleva nueve años al frente de la cafetería El Jardí de Sants y está de acuerdo en que la variedad de pedidos está vinculada a la falta de cultura. "El cortado es la bebida estrella y me llegan a pedir bombones (cortados con leche condensada) con cinco azucarillos".

Cortado con la leche fría, templada o caliente, corto o largo de café, en taza o vaso, con o sin hielo... Las combinaciones se multiplican con los descafeinados de sobre o máquina, con leche o agua, de nuevo cortos, largos y americanos.

Uno de los grandes errores que cometen las personas que no desean un café fuerte, por ejemplo, es pedirlo largo, sin saber que la cafeína es soluble en agua, y que cuanto más larga sea la extracción, más impurezas se recogen en la taza. Marino Petracco, ingeniero químico de la Universidad del Café de Trieste, explica que la máquina de café espresso extrae los mejores aromas y sabores en los primeros 30 segundos. A partir de esta barrera aumenta mucho la cafeína y los sabores más astringentes y ásperos. "Quien desee un café largo, debe añadir agua a un espresso normal".

La normalidad del espresso es algo, sin embargo, sobre lo que no hay consenso. Es muy difícil, por ejemplo, encontrar en Barcelona un establecimiento donde lo sirvan corto,con la espuma adecuada, de color avellana y con la consistencia suficiente para adherirse al interior de la taza. "La crema indica si el espresso es bueno -sostiene Petracco-. Si es muy oscura, el café ha sufrido una sobreextracción, es decir está quemado. Si es muy fina y no cubre el café o desaparece de inmediato, entonces ha habido subextracción. Muchas veces, la chocolatina que acompa?a a la taza sirve para quitarnos el mal sabor. Del mismo modo que bebemos agua para compensar la astringencia. El agua deberíamos beberla al principio, para limpiar la boca y saborear bien el café. El aceite del café permite que conseremos el sabor durante al menos media hora en la boca. Cuando la bebida es buena, este retrogusto es un gran placer”.

El papel del barista es clave. "Al menos, la mitad del éxito de un espresso depende de ellos", asegura Ravazzolo. Tanto Sans como Cornellà sostienen en que falta personal con suficiente incentivo salarial y que se crean la importancia de su oficio. Para estimular la preparación de los baristas, el Fórum Cultural del Café, una asociación empresarial para mejorar la calidad del consumo, prepara el primer campeonato nacional de baristas, mientras que Illycafe? ha organizado una competición similar en las escuelas de hostelería que se resolverá en Barcelona el 5 de mayo. "Estas actividades son necesarias - cuenta Sans-, porque el café está tan desprestigiado que me indigno cuando veo en un bar que un espresso es más barato que un botellín de agua. Me indigno, sobre todo, por los campesinos de los países productores".

El precio del café para bares y restaurantes oscila entre los cuatro y los veinte euros el kilo. José González, que utiliza la marca Illy, de las más caras, obtiene hasta 150 cafés por kilo. Con cafés de baja calidad hay veces que no salen más de 75 tazas. "Aquí hay alguien que no hace bien los números", sostiene Sans. "¿Cómo puede ser que el señor que utiliza un buen café venda el espresso, más o menos, al mismo precio que el que utiliza uno malo?" Un buen espresso eleva la calidad de un establecimiento, pero la mayoría de los propietarios prefiere utilizar café barato y obtener unos beneficios por taza que rondan el 90%.

El café de uso común es barato porque países como Vietnam han llenado el mercado de robusta. Las cosechas más exclusivas, las que se consiguen en altura, sobre todo en América y África, se venden muy caras en Japón y EE. UU. Después del petróleo y el acero, el café es el tercer mercado del mundo en volumen de negocio. Mueve más de 260 millones de euros anuales en España.

Cada año se preparan más de 400.000 millones de tazas en el mundo. Más de la mitad de los españoles tomamos una al día.

Sin embargo, la situación del café en España - país de bares y no de cafés-, es similar a la que tenía el vino en los años sesenta, cuando nadie distinguía entre uvas, añadas y bodegas. "Poco a poco la gente va sabiendo más, pero cuesta", declara Sans. Pocas personas, por ejemplo, saben que el café sale de dos plantas muy diferentes, la robusta y la arábica, que la robusta produce un café de peor calidad para los gourmets, y que el cuerpo tarda hasta cinco horas en metabolizar la cafeína de un espresso de robusta, pero no más de dos de uno de arábica, que es más dulce y aromático.

Otra característica importante del café es que no se almacena bien, como explica el químico Pere Castells, de la Fundación Alicia, dedicada a mejorar la alimentación. Se oxida con facilidad y pierde los aromas a las pocas semanas del tueste. La degradación se acelera si está molido. Hay que desconfiar, por tanto, de las cafeterías que ofertan un café del mes porque probablemente quieran sacarse de encima el viejo.

En este sentido, Ravazzolo recuerda el espresso de Blue Mountain, un prestigioso café jamaicano, que pidió un día en Barcelona y que no valía nada - "Ni siquiera tenía espuma"- porque estaba pasado. "Hasta diez veces repitió el espresso la barista, pero no lo consiguió".

Devolver una taza de café porque no está bien hecho es algo que nadie hace en Barcelona. No hay costumbre porque no hay cultura. Si más gente conociera el sabor de un buen café, mejoraría la calidad de una bebida que mueve el mundo mil años después de que los árabes se la llevaran a la boca.

17 abril 2006

Una epidemia mortal en las carreteras.


Una vez más, después de un período vacacional, hay un triste protagonista en todos los noticiarios, en los periódicos y en las tertulias: la muerte.

Nunca falta a su cita cuando cientos de miles de españoles se desplazan en automóvil a lo largo y ancho de la geografia nacional.

La gran pregunta que todos se hacen (nos hacemos) ¿Se podrían evitar estas muertes? ¿Se podría evitar el sufrimiento de los que pierden a un ser querido en el asfalto? ¿Podrían evitarse las lesiones de por vida, las invalideces, las amputaciones de miembros y las secuelas psicológicas que sufren miles de personas?

La respuesta, aunque es dura y cuesta reconocer: es que, en la mayoría de los casos, SÍ.

¿Cómo?

Seamos realistas. Seamos sinceros. Seamos autocríticos. Pongamos el dedo en la llaga.

¿Conducían muchos de estos conductores con respeto absoluto a las normas de circulación? (bueno, digamos un respeto razonable, porque absoluto, quizá ninguno podamos lanzar la primera piedra).

En muchos casos, huelga decirlo, la respuesta es que NO.

¿Motivos ?

La velocidad desmesurada en tramos conflictivos o peligrosos.
Adelantamientos indebidos, temerarios y, en muchos casos, casi homicidas.
Incorporaciones temerarias después de un "Ceda el paso" o "Stop" con toda ligereza, provocando situaciones límite.
Pensar que "a mí una copa no me hace tanto efecto, yo controlo".
Circular atosigando al coche de delante porque "si va lento es porque es un inútil" (quizá tiene delante uno o dos vehículos que circulan más despacio y no puede adelantar, o simplemente no tiene ganas de emular a Fernando Alonso).

Con estos y otros condicionantes, además de pensar (inconsciente o conscientemente) de que "a mi no me va a pasar", muchos de nosotros convertimos nuestro vehículo en una infalible máquina de crear peligro.

Y ese peligro, por suerte, y por ello aún pienso que hay pocos muertos para lo que podría ser, no se materializa en más accidentes.

Los que circulamos con frecuencia, que conducimos bastante y que, mejor o peor, atesoramos horas al volante y decenas de miles de kilómetros, podemos dar fe de que si no pasan más cosas es porque la suerte, el azar o la pericia de otros conductores lo impiden.

Sin ir más lejos, ayer, yendo de Barcelona a Puigcerda, en una carretera en obras, con los coches casi en procesión por el denso tráfico y en tramos con doble contínua era testigo de varios adelantamientos de prepotentes, chulos, inconscientes, con comportamiento rozando lo delictivo e impresentables que, ante la "lentitud" de los demás, encaraban su coche a toda velocidad adelantando 2,3 ó 4 (en el mejor de los casos) hasta que no tenían más remedio que meterse a toda prisa a la derecha. Eso, claro está, porque el conductor "amable" o resignado, les dejaba meterse.
Si el conductor pensase como ellos ("que se fastidien los demás") seguramente no se meterían a la derecha y pasarían a engrosar la triste lista de personas fallecidas en accidente (bueno, igual alguno, como suele pasar, sale ileso y mata al inocente y a su familia que vienen de frente por su carril correctamente).

Como decía Perlita de Huelva, ya hace muchos años, en aquella España de botijo y pandereta de 1970, cantando a los camioneros .... "precaución, amigo conductor".

A todos los conductores mi voz sirva de companía.
Al ritmo de los motores por vuestras rutas de España.
Y le pido a San Cristóbal nuestro patrón tan divino,
que con sus manos os guíe salvos a vuestros destinos.
Precaución, amigo conductor.
La senda es peligrosa, y te espera tu madre o esposa para darte su abrazo de amor.
Precaución, amigo conductor, tu enemigo es la velocidad.
Acuérdate de tus niños que te dicen con cariño: No corras mucho papá.
Pulso firme en el volante. Al peligro desafía. Su lema : siempre adelante

sin descanso noche y día. Pero al fin de la jornada te esperan con alegría.
Y te llenarás de orgullo al decir: misión cumplida.
Precaución, amigo conductor.
La senda es peligrosa, y te espera tu madre o esposa para darte su abrazo de amor.
Precaución, amigo conductor, tu enemigo es la velocidad.
Acuérdate de tus niños que te dicen con cariño: No corras mucho papá.




Campeones !!!!!

Sí !!
El Espanyol gana la Copa del Rey con un resultado abrumador.

Permitirá el lector (si lo hay) de este modesto blog que inaugure con una noticia que no es habitual y, por supuesto, a la que uno no se acostumbra: la victoria.

Porque ser del R.C.D. Espanyol de Barcelona tiene algo de heroíco, algo especial, ajeno a modas y a tendencias, lejos de lo "políticamente correcto" y, por supuesto, en las antípodas de la mayoría de nuestros vecinos y amigos. Ser del Espanyol es, en cierto modo, ser diferente, sentirte distinto, a veces incomprendido. Pero en días como el 12 de Abril, cuando te invade la alegría, la euforia del triunfo, la emoción por los goles y la sensación de compartir con miles de personas un momento mágico, sientes que hay cosas que no se pueden explicar y menos aún escribir.

Sí, estuve allí, en el Estadio Santiago Bernabeu, como estuve también en Mestalla, en el Estadio del Valencia en la Final del 2000. Pero esta vez fué distinto. Esta vez ya nos lo creíamos algunos antes de empezar el partido.

En el 2000 fuimos como comparsas, pensando que el Atlético de Madrid nos arrollaría, que era imposible que un equipo que llevaba 60 anyos...(si 60...) sin ganar una competición, iba a ganar. Y ganó !! Vaya si ganó.

Y en este 2006 íbamos como perdedores, ante un Zaragoza que (inmenso) había eliminado a Atlético, Barcelona y Real Madrid. Pero no..... no perdimos.

Ganamos y ... vaya como ganamos.

Mi homenaje personal a esos jugadores que supieron sacarse la presión de encima y darnos una alegría histórica.
Al cuerpo técnico, directiva, empleados... al Club de mis amores en suma.
A esa afición modélica del Zaragoza, antes, durante y después del partido.
A la afición del Espanyol, que tomó literalmente Madrid con la ilusión de ver a su equipo ganar.

A todos, felicidades !!!