08 enero 2013

Un hombre sencillo y afable.

No sabía como titular esta entrada. Pero no me ha costado mucho.

No era mi amigo, porque no tenía esa relación con él.

Era un conocido, ya que he estado en su restaurante una decena de veces.

En una de esas reseñas que, sin saber cómo, acabas leyendo en internet, descubrí que Josep María Solé i Roca había fallecido el 10 de diciembre, al pie del cañón, en su restaurante.

Lo descubrí por una de esos artículos en una revista donde te dicen (una vez más) que en la Taberna Can Roca se sirven los mejores desayunos de "forquilla" (tenedor) de la ciudad de Barcelona y las comidas caseras más apetitosas y contundentes (con gracia) que se pueden comer. Posteriormente a la primera visita que relataré, y, por dos veces, la revista TIME OUT le dió la distinción al mejor desayuno de forquilla (tenedor) de Barcelona. Artículo AQUÍ

Anoté la dirección, para visitarlo en alguna ocasión. Y así fue. 

Allí me desplacé un dia a probar la cocina, sabiendo que el entorno era sencillo, de taberna de barrio (Sant Andreu conserva aún ese encanto especial, aún siendo parte de Barcelona) y que el producto era el reclamo.

Lo que me llamó la atención, no sin cierto recelo, fue que Josep Maria cantase (recitase, mejor dicho) la carta de memoria. Cuando no sé los precios de los platos tengo ciertas reservas y pregunto pero en Can Roca ¿que vas a preguntar si ningún plato tiene precio?. En aquellos días se podía fumar aún en los restaurantes y, tras la minúscula barra, Josep Maria apuraba su cigarrillo mientras ultimaba platos que iba sirviendo a las mesas y, tras sus gafas, vigilaba "el patio" que, dicho sea de paso, no estaba por más labor que por disfrutar de la comida y de la distensión de un local entrañable donde disfrutar sin cortapisas.

Pues bien, el te recitaba los platos, arrastrando las sílabas y poniendo énfasis en todos los platos, de tal manera que, una vez cantados los 10, 12 o 15 primeros (recuerdo que siempre han sido muchos platos y a cual más apetitoso), no sabías que elegir. La primera vez que fui, compartimos los 4 primeros y los 4 segundos y así, los 4 amigos, lo probamos todo.

Una vez disfrutabas del primero, te preguntaba por el segundo, aún más sabroso y contundente, si cabe, y te lo marchaba desde la cocina donde "la tieta" oficiaba con esmero.

En Can Roca no hay espacio para las florituras ni remilgos. A pesar de que Roca procuraba que la comida no fuese excesivamente grasa, no nos engañemos, los platos son contundentes, sabrosos y para mojar pan, mucho pan.Pero nunca salí con la sensación de "reventar". Bien comido, muy bien comido, pero saboreando lo que había comido.

El vino de la casa, o alguna botella un poco "mejor" acompañaban una comida, donde los postres (quizá lo único mejorable por la "industrialidad" de algunos) remataban una comida pantagruélica para luego hacer la digestión con calma. Tras el café y las "gotas" o chupito, llegaba la cuenta que, invariablemente, te parecía barata. Siempre he comido en Can Roca por unos 30 euros, euros arriba, euros abajo. Y siempre he salido contento.

Y me gustaba el trato familiar que te daba ese gran perico sabiendo que tu eras perico. Sorna, broma, ironía, ese deje de resignación perica, adornado con su sorna más inglesa que catalana, casi. Y su pasión, el Sant Andreu, del que, creo, estaba más orgulloso que del Espanyol. Cuadros, fotos, dibujos... y su taberna.

La última vez que estuve, en el pasado verano de 2012, fue un día complicado. Había tenido un día malo en el trabajo, cansado, estresado y tenía una gestión a eso de las 16 horas a unos metros escasos de Can Roca. Ni corto ni perezoso, me acerqué, yo sólo, y llegué pasadas las 15,15 horas y me recibió con un "Vols dinar, nen?".

Le dije que había decidido comer rápìdo pero bien. Que estaba valorando comerme un bocata por ahí y luego ir a mi cita de las 16 horas y me dijo "Ni de conya!. Dina bé i, si tens pressa, anirem per feina". Me estaba diciendo, elegantemente, que no fuera tonto y me dejase de bocatas y tonterías. Seguramente, en lugar de los 6-7 euros de bocata, cerveza y café, iba a gastarme unos 27-30 euros, pero era consciente de que no era lo mismo.

Comí muy bien, charlamos un poco de la crisis, del Espanyol, (la verdad es que escribir hoy "crisis" y "Espanyol" me da un poco de grima) de todo un poco... y salí de allí pensando, como siempre,  que la Taberna Can Roca era un lugar maravilloso y Josep Maria un tio peculiar, de esos que te hacían sentir único, aunque ese trato se lo diese a todo el mundo.

No lo conocía bien, por supuesto, pero me atrevo a decir que era un "bon vivant", en el sentido de apreciar la vida, las cosas sencillas, los amigos, un paseo por el campo o la playa, una charla, una comida y la familia. No quiero pecar de superficial, pero me parecía un tio noble, una buena persona y, como anfitrión de un restaurante, para mí, muy bueno, ya que nunca he comido mal en Can Roca. Espero volver a hacerlo pronto, como homenaje póstumo, más de una vez.

Descansa en paz, "perico". Te has ido joven, pero has dejado huella.
Esta imagen es muy representativa para los que hemos visitado la Taberna Can Roca.

Josep Maria, plato en mano, con una sonrisa un tanto socarrona, con ese punto de fina (e inteligente) ironía, se dirige a una mesa. Es el recuerdo que tengo de este hombre: transmitir la felicidad que le producía hacer felices a los demás dando de comer bien. 

Pongo la dirección de este templo del buen comer para que, quien lo desee, se acerque un día a disfrutar de sus fogones. Me han dicho personas que han estado después del triste suceso, que se esfuerzan en mantener su espíritu y se sigue comiendo estupendo. Seguramente es lo que Josep María querría, a pesar de que leí que sus hijos no estaban por la labor de continuar el negocio.

 
Carrer Gran de Sant Andreu, 209
08030 Barcelona
Teléfono 933 46 57 01



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1 comentario:

Ricard Sampere dijo...

Molt bona descripció de Can Roca... Jo encara diria una cosa més: Era un verdader seductor a l'hora de cantar els plats i gaudia del negit que provocava quen llegia el pensament dels que escoltàvem...

"Para ja de dir plats que els triaria tots!!!".

M'alegra el que comentes al meu blog de que Can Roca segueix donant la talla. El seu record ho mereix...

Hi tornaré....

Salutacions,